El Puerto y su Virgen epónima
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EL PUERTO NUESTRA SEÑORA SANTA MARÍA DE LOS BUENOS AIRES Y SU VIRGEN EPÓNIMA
 
El presente trabajo ha sido editado en la Publicación XXV años con la historia del Puerto de Buenos Aires 1983-2008 de la Junta de Estudios Históricos del Puerto Nuestra Señora Santa María del Buen Ayre y Barrio Puerto Madero, aparecida en agosto de 2008.
 
 
ARNALDO IGNACIO ADOLFO MIRANDA
Educador, historiador e investigador. Preside la Junta de Historia y Cultura de La Floresta, la Junta Central de Estudios Históricos de la Ciudad de Buenos Aires y la Confederación Nacional de Juntas de Historia de las Provincias Argentinas, siendo miembro directivo e integrante de diversas instituciones del país y del extranjero. Fue Secretario Fundador de la Academia de Historia de la Ciudad de Buenos Aires. Posee editados numerosos libros. Dicta cursos y seminarios de perfeccionamiento para la investigación de la historia regional y sobre genealogía. Ha sido galardonado Historiador Porteño 2003 y cruzado Caballero de la Orden de Nuestra Señora Santa María de Buenos Aires.
 
 
 
Introducción.
 
            Durante siglos hubo quienes en forma indocumentada y desaprensiva se refirieron al supuesto origen del nombre de nuestra ciudad. Hasta se llegó a afirmar que el nombre de Buenos Aires surgió cuando los primeros expedicionarios españoles que arribaron a este suelo comprobaron “la pureza de los buenos aires que se respiraban”.
            A través de esta muy escueta colaboración pondremos de manifiesto una vez más cómo surgió la denominación de Puerto Nuestra Señora Santa María del Buen Ayre para el emprendimiento llevado a cabo en 1536 por don Pedro de Mendoza.
 
 
Los navegantes Españoles y su santa patrona.
 
            La advocación de nuestra Señora Santa María del Buen Aire tuvo su origen en un promontorio rocoso de la ciudad de Cagliari, situada en la parte sur de la isla de Cerdeña fundada por los Cartagineses y que durante el siglo XIV fuera ocupada por la corona de aragonesa.
            En dicha colina se encontraba ya el monasterio de los frailes mercedarios establecido por el religioso fray Carlos Catalán, quien había ingresado a las filas de la comunidad conmovido por la labor humanitaria desplegada por esta en la ciudad de Barcelona liberando a los cristianos encarcelados.[1]
            El arribo del icono al lugar ocurrió hacia el año 1370 en un memorable y misterioso suceso que hacia el año 1592 motivó un proceso canónico con vistas a corroborar aquellos hechos, cuyo original se guarda en el archivo del Arzobispado de Cagliari en idioma catalán.
            A continuación ofrecemos uno de los pasajes culminantes de la obra de Felipe Guimerán publicada en 1909, recogida por otros historiadores y que citamos al pie. Según esta ocurrió que: “…Partió de un puerto de España para Italia, una nave cargada de mercaderías y, durante el viaje, le sobrevino una furiosa tempestad. Hubo que arrojar al mar cantidad de bultos y, entre ellos, una caja grande de madera que no se sumergió, sino que, colocándose delante de la nave, parecía que tiraba de ella y la guiaba. Al llegar frente a la isla de Cerdeña la caja, seguida de la nave, torció hacia la playa de Cagliari, donde se detuvo a la lengua del agua. A la novedad acudió la gente y, queriendo transportarla, no fue posible moverla. De improviso, se oyó la voz de un niño que dijo que llamasen a los padres de la Merced, que tienen su convento en la colina, a pocos metros de distancia. Ellos la llevaron fácilmente y, al abrirla en casa, encontraron una hermosa imagen de la Santísima Virgen, tallada en madera, con el niño Jesús en un brazo y un cirio encendido en la otra mano…”.[2]
            El fraile mercedario José Félix Brunet nos aporta una detallada descripción de la imagen y su caja que seguimos en su desarrollo. Se trata de una hermosa talla de algarrobo en una sola pieza de un metro sesenta y siete centímetros de alto, contando su base decorada con frisos dorados de estilo gótico. Posee una abundante y ondulada cabellera que le cubre las espaldas y está vestida con una elegante túnica carmesí a modo de brocado sostenida por un cinturón. Una amplia capa verde azul adornada con flores doradas cubre su persona dejando libre la mano derecha en la que sostiene el cirio y una barca de oro, que recuerda su prodigioso arribo por el mar y como distintivo de su advocación del buen aire o viento. Mientras tanto en la mano izquierda sostiene al Niño completamente desnudo.[3]
            Por su parte la caja de madera posee tapa de nogal, fondo de haya y laterales de algarrobo siendo sus medidas un metro con sesenta y cinco centímetros de largo, por setenta centímetros de ancho y setenta y seis de alto.[4]
            Acerca de su factura son diversas las hipótesis que en otras tantas épocas se han intentado ensayar encontrándose entre las más probables la del historiador Antíoco Brondo (finales del siglo XVI), quien basado en rigurosa prueba documental sostiene que su realización se habría plasmado en Italia cerca del año 1350.
 
            En cuanto a la devoción de los mareantes españoles por esta advocación debemos recordar que hacia la época de la conquista del territorio americano la isla de Cerdeña era posesión de la Corona de España merced la ocupación que los otrora Reyes de Aragón habían verificado en el año 1323. De tal manera no era nada extraño que los tripulantes de las naves que, procedentes de la península ibérica comerciaban y beligeraban en esa zona del mar Mediterráneo, arribaran al puerto de Cagliari visitasen el santuario de la colina donde se veneraba a la denominada Patrona Máxima de Cerdeña, con el sano propósito de solicitar su divina intercesión durante sus derroteros marítimos.[5]
            Los milagros de Nuestra Señora de Bonaria o de los Buenos Aires fueron haciéndose famosos entre la gente de mar, con lo cual tiene asidero que al fundarse en Sevilla la Cofradía de Mareantes en 1561, esta corporación la eligiese por patrona tutelar.
 
 
El Adelantado Mendoza y su asentamiento de 1536.
 
            Como es sabido, la corona española con el propósito de poblar, regir y administrar el territorio americano implementó el sistema de adelantazgos, siendo ésta la primera forma de gobierno dada en la América española[6] La figura de este funcionario con amplias atribuciones había sido creada cuando la reconquista del territorio español de la ocupación de los Moros. Se trataba de un alto personaje del estamento real con potestad para dividir los distritos, designar oficiales, dictar ordenanzas y reglamentaciones para el mejor cometido de sus propósitos, mientras que en muchas ocasiones tenían participación con la Corona en las zonas que descubrían.[7] Este sistema se ponía en marcha a través de un contrato o capitulación concedida por el Rey y en donde se estipulaban las condiciones, deberes y derechos.
            En el caso del Río de la Plata el Emperador conocido con los nombres dinásticos de Carlos V del Sacro Imperio Romano Germánico y I de España, otorgó una capitulación en la ciudad de Toledo a favor de Pedro de Mendoza el 21 de mayo de 1534[8], siendo confirmado como Adelantado, Gobernador y Marqués de todas las tierras que poblase el 19 de julio del mismo año.[9]
            El primer adelantado era un noble criado de la casa real, gentilhombre de cámara por su parentesco con el primer Virrey de México, Antonio de Mendoza, perteneciendo a una de las familias más ilustres de la España medieval. Hijo de Fernando de Mendoza y Constanza de Luján, su abuelo paterno Pedro González de Mendoza fue a su vez hijo del Primer Duque del Infantado y Segundo Marqués de Santillana don Diego Hurtado de Mendoza.
            Nacido en Guadix, Granada en 1499 y muerto en alta mar cuando se hallaba rumbo a su patria natal el 23 de junio de 1537,[10] poseyó el feudo de Valdemanzano por herencia del Cardenal y Arzobispo de Toledo Pedro González de Mendoza, de quien fue sobrino bisnieto.[11]
            Hechos los preparativos necesarios, la gran expedición de Mendoza compuesta por mil quinientos hombres y catorce embarcaciones encabezadas por el navío Magdalena, partió del puerto de Sanlucar de Barrameda el 24 de agosto de 1535 en medio de una generalizada euforia, arribando a San Gabriel –frente a la Colonia del Sacramento-, el 22 de enero de 1536.[12]
            El 2 de febrero de aquel año el adelantado estableció un primer asentamiento portuario que denominó Nuestra Señora Santa María del Buen Ayre. Consideramos que esta designación se debió principalmente a dos circunstancias. La primera al hecho de haber sido “Nostra Signora di Bonaria” la protectora de los navegantes españoles y la segunda a la existencia de dos religiosos mercedarios entre los expedicionarios que acompañaron a Mendoza, quienes habían sido autorizados a embarcar por el provincial fray Alonso de Zorita. Algunos autores nos refieren también el gran ascendiente espiritual de los frailes Juan de Salazar y Juan de Almacián sobre don Pedro de Mendoza, lo cual confirmaría dicha hipótesis.[13]
           
 
Comentario final.
 
            Desaparecido don Pedro de Mendoza, aquel emprendimiento portuario fue despoblado cinco años más tarde en medio de hambrunas y grandes penurias, pereciendo en aquel intento muchos de aquellos moradores.[14] La población española que logró sobrevivir fue replegada en Asunción siendo gobernados por Juan de Ayolas y Domingo Martínez de Irala, hasta que fue designado Segundo Adelantado Álvar Núñez Cabeza de Vaca quien ejerció su mandato hasta 1544 en medio de arduas dificultades que escapan a este relato.[15] Entre 1545 y 1569 se sucedieron en el gobierno Domingo Martínez de Irala, Gonzalo de Mendoza, Francisco Ortiz de Vergara y Felipe de Cáceres, hasta que el Rey designó Tercer Adelantado a don Juan Ortiz de Zárate.[16]
            Este último designó como su Teniente de Gobernador al vizcaíno Juan de Garay quien el sábado 11 de junio de 1580 procedió a la fundación de la ciudad de La Trinidad en el Puerto de Nuestra Señora Santa María del Buen Ayre.[17]


[1] TORRE REVELLO, José; El nombre de Buenos Aires y su santo patrono. Colección Cuadernos de Buenos Aires, N° I. Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, 1944, pág. 11.
[2] TORRE REVELLO, José; La Virgen del Buen Aire, en “Facultad de Filosofía y Letras, Publicación del Instituto de Investigaciones Históricas”, LVII,Buenos Aires, 1931, pág. 17.
[3] BRUNET, José Félix (Fr. O de M); Santa María de los Buenos Aires, la señora que dio nombre a la ciudad. Colección Cuadernos de Buenos Aires, LVI. Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, 1980, pág. 15.
[4] BRUNET, José Félix (Fr. O de M); Santa María……………….., op. cit., pág. 14.
[5] TORRE REVELLO, José; El nombre de Buenos Aires…………, op. cit., pág. 12.
[6] TRUSSO, Francisco Eduardo: Derecho Histórico Argentino. Cooperadora de Derecho y Ciencias Sociales, Buenos Aires, 1975, texto XV.
[7] LÓPEZ ROSAS, José Rafael: Historia Constitucional Argentina. Editorial Astrea, Buenos Aires, 1970, pág. 14.
[8] MIRANDA, Arnaldo Ignacio Adolfo: La familia Garmendia y sus descendientes en las Provincias del Río de la Plata. Sociedad Argentina de Historiadores, Buenos Aires, 2007, pág. 25.
[9] Los términos Adelantado, Gobernador y Marqués significaban una misma cosa. El vocablo Marqués proviene del alemán “marken” y se llamaba así a quien gobernaba las marcas, es decir a aquel que se “adelantaba” reconquistando ciudades en los tiempos de la invasión de los Moros a la Península Ibérica. Conf. GÓMEZ BURÓN, Joaquín (director): Heráldica y Genealogía. Granada Ediciones SA, Madrid, 1990.
[10]. MIRANDA, Arnaldo Ignacio Adolfo: La familia Garmendia ………………, op. cit., pág. 25; Conf. DE GANDÍA, Enrique: Crónica del magnífico adelantado don Pedro de Mendoza. Buenos Aires, 1936.
[11] ZABALA, Rómulo y DE GANDÍA, Enrique: Historia de la Ciudad de Buenos Aires (1536-1718). Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, Buenos Aires, 1980, pág. 96.
[12] GAMMALSSON, Hialmar Edmundo; Los pobladores de Buenos Aires y su descendencia. Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, Buenos Aires, 1980, pág. 25; Conf. GROUSSAC, Paul; Anales de la Biblioteca, publicación de documentos relativos al Río de la Plata. Buenos Aires, 1915, tomo IX.
[13] TORRE REVELLO, José; El nombre de Buenos Aires…………, op. cit., pág. 13.
[14] ROCCA, Edgardo José: Cronología histórica del Puerto de la Ciudad de Buenos Aires, siglos XV-XX. Junta de Estudios Históricos del Puerto Nuestra Señora Santa María del Buen Ayre y Barrio Puerto Madero, Buenos Aires, 2000, pág. 26.
[15] DÍAZ DE GUZMÁN, Rui; Historia Argentina del descubrimiento, población y conquista de las Provincias del Río de la Plata. Plus Ultra, Buenos Aires, 1969, tomo I°, pág. 637.
[16]. MIRANDA, Arnaldo Ignacio Adolfo: La familia Garmendia ………………, op. cit., pág. 26.
[16] MIRANDA, Arnaldo Ignacio Adolfo: Relevamiento del Archivo Parroquial de San José de Flores (1806-1824). Junta de Estudios Históricos de San José de Flores, Buenos Aires, 2006, pág. 20; Conf. MOLINA, Raúl A.; Historia Argentina. Ed. Plaza y Janet, 1968, tomo I°, pág. 764; Conf. GAMMALSSON, Hialmar Edmundo; Los pobladores de Buenos Aires…………, op. cit., pág. 28.
 
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